ENTREVISTAS
En una entrevista de selección existen al menos dos participantes: el entrevistador y
el entrevistado. Los dos persiguen objetivos distintos, el primero de ellos busca
obtener la máxima información sobre el entrevistado. El entrevistador no tendrá que
empezar desde un teórico punto cero, se apoya en los datos que ya posee: su
currículum vitae, los resultados de las pruebas psicotécnicas aplicadas, información
de entrevistas anteriores, etc.
Con la información que recoja en la entrevista, ya sea nueva o datos adicionales que
le permitan contrastar otros anteriores, intentará predecir el comportamiento futuro
del candidato en la empresa y analizar en que medida se ajusta o adecua a los
requisitos del puesto ofertado.
Otro objetivo importante que pretende el entrevistador es informar al entrevistado
sobre el puesto, la empresa, y las características de ambos: funciones y tareas a
desempeñar, responsabilidades, autonomía, condiciones de trabajo, etc. La forma en
que se transmita dicha información hará que el candidato se interese en mayor o
menor medida por la organización, y sin duda indirectamente transmitirá una
imagen más o menos positiva de la misma.
El entrevistado, por su parte, también pretende recoger información sobre la
empresa, el puesto, y las condiciones que ofrecen por desempeñarle. Además, su
objetivo es superar esa nueva fase en el proceso de selección. Para ello tendrá que
convencer a su interlocutor de que sus conocimientos, habilidades, formación,
experiencia, motivación, actitudes, etc. le hacen el candidato idóneo para cubrir el
puesto.
El entrevistado utilizará todas sus armas para mostrarse como la persona adecuada
para el puesto que se oferta, y a su vez, el entrevistador usará todas las estrategias
que conoce para verificar si realmente es cierto. Es un juego, o una guerra, en la
que las ideas, las opiniones, las emociones y los sentimientos están presentes. Los
dos ganan si realmente es un candidato óptimo, sin embargo hay que jugar.